DE SU BOCA
Hay un cielo de azul, que no es perdido,
sino cielo encontrado en el que todo
se hace uno y hasta del mismo lodo
es posible el acaso de un sentido.
No el cielo de Argensola. Es el buscado
como cielo pequeño, el cielo manso
que aguarda en su adentro, en un remanso
donde lo huido todo es encontrado.
Descaminado, ardiente, peregrino
como Góngora lo advierte en un soneto
siempre somos sujetos sin objeto,
trémulos pasos dados sin destino.
Pero un día llegaremos. Y en su boca
hallaremos el cielo que nos toca.
Julio Castellanos
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